lunes, 11 de abril de 2011

¿Por qué corro?

Todos tenemos altas y bajas, gustos y disgustos, amores y desamores, a mí, las piernas me han dado de todo, son como un libro de cocina mexicana. No importa la página en que lo abras, te gustará el banquete.
A los 16 empecé a correr tras mis intentos frustrados de jugar el deporte que decía a mí me gustaba, el volibol, apenas si jugué unos 10 partidos en la secundaria, todos perdidos, nuestro equipo probablemente era el peor de la categoría. Intenté con el futbol de banderas, para variar no se pudo, no por falta de voluntad, sino de la existencia de una liga y equipos contra quienes jugar... al menos eso me dijeron, creo que en ese punto mis papás ya estaban un poco hartos de invertir en equipo deportivo. Luego un día, realmente no recuerdo como, conocí a la entrenadora Carola, por alguna razón estaban haciendo equipo de Atletismo en el CETYS y yo quise intentarlo, ya corría 10 vueltas diarias en la pista de tierra de la escuela, a veces sola y otra acompañada por Pamela y Alma Rosy.
Así inicié mi travesía a la Unidad Deportiva de la Vía Rápida, a partir de esos días, quedé prendada de la pista, del verbo correr. Tuve mis momentos de gloria, lo más que logré fue llegar al Regional en Hermosillo, donde para variar me ganó la mente y dejé que me robaran el pase al Nacional, mi marca clasificatoria para arrancarles el primer puesto era superior a la de esas 2 que se fueron, las dejé, idiotamente, pero de todo se aprende.
Dejé de correr porque dejé de ganar medallas, lo atribuí a mi lesión del tobillo derecho, fui de picada, cada derrota era un golpe duro, me encontré mil pretextos para huir. Así lo hice, partí y no volví sino hasta el 2010.
Menciono el 2010 porque realmente fue cuando me discipliné, pero ¿por qué decidí volver? la respuesta es simple, estaba en un trabajo absorbente, demandante, con sobrepeso, la salud y cara deterioradas, ya no me gustaba... en junio tuve una epifanía... vi llegar a dos amigas a la meta del Rock 'n' Roll Marathon de San Diego y yo sólo pensaba, cómo diablos estoy aquí y no ahí. El lunes ya estaba corriendo.
Obtuve la disciplina necesaria para levantarme a las 5, 6 o 7 am de acuerdo a la agenda del día, correr 10k diarios por un mes, irme a Zacatecas a hacer altura durante 10 días y correr el 11 de julio mi prueba más larga hasta entonces, el Medio Maratón Bicentenario de Tijuana, creí haría 2 horas 30 minutos, el resultado fue distinto, 2 hrs. 1 minuto. El corazón se me salía del gusto, las piernas se sentían espléndidas, la mirada en el horizonte, mi alma simplemente feliz.
A la semana ya estaba pensando en mi próxima prueba, así que decidí correr otro medio maratón, contra todas las recomendaciones de mis amigos corredores, lo hice, crucé la meta del Medio Maratón de L.A., también de la serie Rock 'n' Roll, bajé mi tiempo, pero no estuve contenta, descansé un tiempo, volví a caer en un hoyo, dejándome llevar por la depresión de la vida real, de mi realidad, del desempleo, de la traición, no sabía qué hacer, sólo quería dormir, ya la dieta que tantos resultados me había dado, ni la quería seguir, simplemente el apetito, mis músculos y mi determinación se esfumaron.
Nuevamente las piernas me rescataron, reclamaron la pésima forma en la que las tenía, comencé a nadar, había corrido un poco, sólo un poquitico, el 20 de marzo ya estaba corriendo, otra vez en serio, el 21 me sentí llena de júbilo, había encontrado entrenador, compañero de atletismo y lo mejor, tenía la sensación de haberle encontrado sentido a mi vida... a partir de ahí, las cosas fueron... sí.... corriendo hacia mí.
¿Por qué corro? Porque me hace feliz.

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