Mi papá siempre me empujaba, me presionaba, me exigía ser la mejor, se enojaba si me encontraba dormida por la tarde y convertía mi vida en un martirio cada que llegaba a casa con una calificación distinta al 10. Los propios golpes de la vida lo suavizaron, de ser el típico hombre jalisciense machista se convirtió en mi mayor apoyo junto a mi madre, entendió que su hija tenía alma de artista, y debía recorrer varios kilómetros para encontrarle sentido a la vida. La última vez que le dije que me mudaba, estuvo de acuerdo, también dijo: Está bien Menonita, vete a Zacatecas, nada más acuérdate que piedra que rueda no junta tierra. Me enojé y le contesté, lo aprendí de ti, necesito irme. Así fue, me dio la bendición y me fui el 17 de marzo del 2011, el resto ya lo conocen.
Celebro su vida en este día en el que hace 4 años creí que moriría junto con él, porque no concebía un día sin sus regaños y cariños.
Dr. Cervantes, aquí lo extrañamos mucho, otros no tanto, porque dicen que aún anda impartiendo sabiduría en los hospitales y que su memoria está viva, yo les escucho y recibo con gusto los comentarios alusivos a nuestro enorme parecido físico.
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