sábado, 24 de septiembre de 2011

Canto de pájaros

--- Pollitos de colores
4 años creo haber tenido, entonces me gustaban las aves de corral. Tuve un pollito de un color distinto al amarillo, lo recuerdo con amor, habíamos llegado a casa de mi abuelita Chelo, no sé si nos dieron los pollitos a mi hermano y a mí, ahí o ya los traíamos con nosotros desde la calle, recuerdo ser feliz con el pío pío.

--- Gallina sin cabeza
Nos mudamos a Teocaltiche, seguro ni podría pronunciar el nombre, era cuando yo decía "jojoles" y "chalchicha" con un tono tan chiqueado que seguramente ni mi mamá me soportaba.
Teníamos unos tíos en el pueblo, ahora ya es ciudad, supongo que era en las afueras. Estuve jugando con una niña en la calle y mi mamá platicaba con la tía. Flor, mira, mi abuelito va a matar una gallina, ven, vamos a ver, vamos a ver. No debí ver, le cortaron la cabeza y la gallina siguió corriendo decapitada, ensangrentada, dio unos pasos y cayó al suelo.

--- Plumas de ave de corral
Tuve por fin mi recámara, con una gran pared tapizada con los pitufos, los vecinos del lado tenían un gallo que subía a la azotea que daba a mi ventanal todas las mañanas, creo que ahí empecé a odiar levantarme temprano, ese monstruo de la creación se pisaba a las gallinas de su corral, cuando pasaba rumbo al río por la ruta larga, veía plumas en el patio de al lado.

--- Picos abiertos y perros contentos
En una de esas excursiones al río, vi al perro blanco de los vecinos con plumas saliendo de su gran boca, sí, el que me mordió, de pronto me paralicé, no entendía por qué un perro tenía plumas saliéndole del hocico, contemplé nuevamente la escena, perro amarrado, perro acostado, perro contento, gallina con pico abierto, gallina tirada, gallina en hocico de perro, señora con problemas de hablar, señora gritando a perro, Flor corriendo.

--- Gallo necio
Otra vez emprendimos el viaje, ahora hacia la esquina noroeste de México, llegamos con mi papá, el había partido en marzo, ya instalado en un departamento en el Módulo 1 de la Delegación Mesa de Otay de la Colonia Nueva Tijuana en el municipio de Tijuana del Estado de Baja California, José Revueltas número 62, una calle con vecinos de todo tipo, traileros, swapmeeteros, testigos de Jehová pero mayormente dealers y consumidores. Mis papás no me dejaban ir ni a la esquina a mis 11 años [o 12] de edad. Era tan apretado todo en esa calle y en nuestra casa, nunca me he atrevido a llamarle hogar, que la recámara donde dormían mis padres estaba atiborrada de ropa, zapatos y otras tantas cosas, la cocina era muy pequeña, al lado la sala/comedor/cocina/recámara de Efrén y mía, dormí en litera, en la parte de arriba, salvo cuando venían mis abuelitas, entonces dormía con la abue en turno en la parte de abajo. No había boiler, me levantaba a las 5 am de lunes a viernes a poner a calentar dos cubetas de metal llenas de agua para bañarme. Todo era tan poco común, tan apretado, tan feo, tan triste. Un día, al llegar de la secundaria, casi vomito del horror: un gallo se había metido al departamento, no quería salir, supongo que no sabía cómo y estaba más asustado que yo. Agarré una escoba, lo golpeé, pero sólo saltaban plumas. Se subió a la mesa, a la estufa. Se metió al baño, a la regadera, a la litera, a mi cama, allí se quedó en una esquina, inmóvil.

--- Jaulas y cantos
Cuando nos fuimos a Tijuana, Bethoven y Pinky fueron a dar a casa de mi abuelita Chelo en Zacatecas, un día al entrar a la casa, vimos un cementerio de pájaros, plumas por todos lados, los periquitos del amor habían estirado la pata, sólo sobrevivió la paloma y el perico, mis dos perros saltaban del gusto, a mí me dieron tanto asco que no los quería cerca de mí. La pobre de mi abuelita estaba muy preocupada, todos sus pájaros y los que cuidaba de mi tía Rosy murieron, ahora qué diría.

--- Comida para canarios
A mi abuelita Chelo siempre le han gustado tres cosas: la nieve, las plantas y los pájaros. Las dos primeras me generan placer, la última repudio. He aprendido a querer un poco a los pajaritos, no a las aves de corral, por mi abuelita, sólo por ella. Pues les habla con tanto amor, con ternura que sólo una viejecita puede tener, les da de comer, les cambia el agua, les da manzanas partidas a la mitad, su lechuga, les dice cosas bonitas. Y me pregunta ¿Florecita, por qué no te gustan los pájaros, ve nada más, a poco no se te hace bonito como cantan? en especial los canarios.

--- Tipos de aves
Mi abuelita Chelo ha tenido varios pájaros, desde el incidente del cementerio provocado por mis perros, ha ido cambiando sus gustos, ahora tiene canarios, muchos y muy bonitos, tiene al que nombré el copete plano, al naranja, el color plata, uno que parece común y corriente, uno blanco, una paloma que se ríe de mí y mi favorito, un cardenal rojo, espléndido, con carácter, si no fuera porque tiene pico, dos patas, alas y es extremadamente nerviosa, diría que es perro.

--- Por qué mueren los canarios
Me fui a Zacatecas, llegué un 19 de marzo, desde entonces he evadido poner y quitar las jaulas de los pájaros, ni se diga cambiarles el papel donde hacen popó. Desde que estoy en casa de mi abuelita Chelo me siento rara pero en casa, nunca sé dónde están las cosas. Abuelita, dónde está el azúcar, abuelita dónde está el aceite, abuelita ¿qué es esto? Ay mija, pues la comida de los pájaros, mmm no sé nada de pájaros.

Una tarde sonó el teléfono, sólo estábamos mi abuelita y yo en casa, era mi primo Beto de Guadalajara, Florecita les tengo malas noticias, falleció mi mamá. ¿Cómo, mi tío? No Flor, mi mamá ¿Quién, mi tía, tu mamá, mi tía Jose? Sí Flor. Cuánto lo siento. Días antes había muerto un canario.

--- Silencio
Mi abuelita Chelo enfermó, la llevé con el doctor, tras los resultados de los estudios que le hicieron, todo apuntaba a que era el hígado, hacía falta hacer más exámenes, pero la doctora fue dura y dijo que no había mucho caso en empezar tratamiento, pues con ese tipo de enfermedad no duraría mucho y era mejor darle cuidados paliativos, me pidieron que no dijera nada, me callé, sólo me dediqué a evadir su enfermedad. Me iba con Joel, regresaba y platicaba un poco con ella, lloraba a solas y le pedía a Dios que no muriera.

Todos los días recorría las jaulas de los canarios, todos se veían bien, me dio esperanza, pensaba, si no veo a ningún canario enfermo, mi abuelita no morirá.

Tres meses después un canario estaba esponjadito. Tío el pajarito está todo hecho bolita, tendrá frío. No mija, está cambiando sus plumas, todos los pájaros cambian de plumas. El canario murió, me alarmé.

Llegué a casa, la puerta de la recámara de mi abuelita estaba cerrada, tenía semanas en cama, vi a mi tío Hugo a su lado, me dijo ya se está yendo. Sentí un gran dolor, nunca lo había sentido, me pidió calma, así lo hice. Esa tarde era el inicio del fin. Por la noche dejó de cantar el canario más bonito de esa casa, el único pajarito que me ha gustado hasta ahora.

--- Cambio de jaula
Saqué al pajarito de su jaula, se lo llevaron sin que yo me diera cuenta, sólo lo volví a ver cuando ya estaba en una vitrina, luego en su nueva jaula, una cajita de madera.

--- Collar de plumas
El canario me dejó sus plumas, me hice un collar, me lo pongo con vestido, cuando traigo pantalón, hasta para correr, duermo con él, ahora ya no podré hacer todo lo que hacía antes de que dejara de cantar, porque los canarios no van al mar ni salen de juerga. Estoy atenta al canto de los pájaros. Voy a sacar las jaulas.

En cautiverio

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